miércoles, 7 de julio de 2021

Comenzamos con la Joëlette

Durante el último año, muchos de nuestros planes se han visto alterados debido a  la pandemia. Algo nuevo que ha generado mucha incertidumbre en nuestro mundo, paralizándose gran parte de nuestra sociedad, desde la económica hasta las relaciones sociales.  

 


Unas de las actividades que se vio afectada fue el senderismo, pese a llevarse a cabo al aire libre. Cuando creíamos que teníamos un gran avance médico, tecnológico… nos hemos topado con una dura realidad, un minúsculo virus ha puesto patas arriba nuestro primer mundo. No éramos conscientes de lo privilegiados que éramos hasta que apareció el covid 19. Disfrutando de viajes, comidas familiares, de amigos y de tantas otras actividades que se han visto canceladas temporalmente.  Caminábamos con la seguridad de que ninguna enfermedad infecciosa podría afectarnos.  Como una especie animal que somos nos hemos tenido que adaptar, adquiriendo nuevos hábitos de higiene como el uso del gel hidroalcohólico y las mascarillas. En este contexto estamos volviendo al senderismo con más ilusión si cabe, esperando que las vacunas hagan el efecto deseado y podamos volver a nuestra rutina anterior.


 

El pasado 13 de junio de 2021 se hizo una ruta de Mérida a Proserpina como colofón de una temporada algo atípica. Teníamos muchas ilusiones, aunque el sitio era ampliamente conocido por la inmensa mayoría de nosotros. El motivo era otro completamente distinto, era pasar un día juntos para volvernos a ver y como toma de contacto para la próxima temporada.


 

El embalse de Proserpina se encuentra situado cerca de la ciudad de Mérida. Se cree que su origen es romano, comenzaron a construirlo en el siglo I antes de Cristo, convirtiéndose en el más grande de los países mediterráneos.  El embalse de Proserpina es el segundo embalse artificial más antiguo del mundo por detrás del de Quatinah, en Siria. El muro tiene 425 metros de largo y 21 metros de profundidad y su estructura es escalonada formada por sillares de granito. En la antigua Roma, la ciencia no estaba tan desarrollada como la conocemos hoy en día. Sin embargo, su sabiduría procedía  del método ensayo error. Las paredes del embalse son más gruesas por la parte inferior, con el objetivo de poder aguantar la presión del agua. En la parte superior  son más delgadas porque no necesitan tanto grosor. El acueducto romano estaba cubierto para que el sol no evaporase el agua . 

 


En el 1479 , cerca del embalse de Proserpina, se libró la batalla de la Albuera, enfrentándose las tropas de Isabel la Católica contra las fuerzas portuguesas de Juana la Beltraneja, en la guerra de sucesión por el trono de Castilla. 

La jornada resultó muy entrañable porque pudimos compartir todas nuestras vivencias en un entorno muy agradable. Además, el tiempo nos acompañó con unas temperaturas muy suaves. Así que, ya estamos preparados para emprender nuevas rutas por nuestra querida Extremadura. Por último, agradecer a mi familia por su apoyo incondicional.