Desde
el año 2016 voy de ruta senderista en la silla Joëlette con el grupo “La Dehesa”
el 8 de Septiembre (Día de Extremadura, día festivo en nuestra Comunidad
Autónoma).
Este
año hemos realizado una ruta por el parque Natural de Cornalvo. Este paraje
natural se encuentra situado a diez kilómetros de Mérida (capital de
Extremadura). Por el oeste, se extiende por la Sierra de San Pedro y continua
por la sierra de Montánchez y limita con el macizo de la Villuercas por el lado
este. Por el sur, limita con la Sierra Bermeja y Sierra del Moro. Por el norte,
limita con Cáceres. El río Aljucén, los arroyos de Muela y de la Fresneda son
los cauces fluviales con los que cuenta este lugar. Así mismo, cuenta con la
presa romana, construida sobre el arroyo Albarregas, siendo utilizada para
abastecer de agua a la ciudad de Mérida (antes llamada Emérita Augusta). El
nombre de Cornalvo se debe a su forma de cuerno del embalse y las aguas blancas
del río Albarregas, por lo que lo bautizaron como Cornus Albus (Cuerno blanco).
En 1912 fue declarado Monumento Nacional al embalse de Cornalvo por su
importancia y por su magnifico estado de conservación.
El berrocal del rugidero es un
paraje muy bonito pese a que se encuentra muy seco actualmente debido a los
meses sin lluvia que nuestra comunidad está sufriendo por la tremenda sequía
por la cual atravesamos. Su nombre “rugidero” se debe al maravilloso ruido que
realiza el agua al pasar entre las rocas de granito. Existen unas cuerdas para
agarrarse y escuchar mejor el sonido. Hay que tener especialmente cuidado con
los más peques de la excursión para que en ningún momento corran el más mínimo
peligro.
Llegamos al Embalse Seco del
Muela. Pero, que no decaiga el ánimo, porque podremos disfrutar del Mirador
Ornitológico que cuenta con unas magnificas instalaciones. Podremos observar el
comportamiento de las aves sin ser vistos. Cuando el grupo visitante del Parque
de Cornalvo lo componen escolares, los responsables del parque le ponen los
diferentes sonidos de las aves. Posteriormente, ellos tienen que identificar el
sonido del ave en cuestión.
Durante
la ruta pudimos disfrutar de un paisaje de encinas, parcialmente mutiladas por
los rayos que caen en las tormentas. Pese a todo, crea un entorno único por la
diversidad de formas que ofrecen las distintas encinas. Aunque hacía algo de
calor por la fecha en la que estamos, se realizó bastante bien gracias a un
aire suave que corría y que hacia el camino más llevadero. No me cansaré de
seguir recomendando que conozcáis nuestra querida Extremadura, tan rica en
tesoros ecológicos.