A principios de Marzo estuvimos
en los Canchos de Ramiro. Esta zona está
considerada como especial de conservación de Extremadura
ubicada en la provincia de Cáceres. Para poder asistir a esta ruta tuve que
madrugar bastante, pero mereció la pena. La cordillera de San Pablo está
considerada como zonas ZEPA ( Zona de Especial Protección de las Aves) , junto
a la “Cachorrilla” y la “Aceña del tío Jeromo”. La zona comprendida entre los
“Canchos de Ramiro” y “La Ladronera” conforman un espacio natural protegido de
la “Red Natura 2000” de Extremadura. Cachorrilla
es un pueblo de la provincia de Cáceres que cuenta con una población de 86
habitantes y es uno de los municipios más pequeños de la región. Es uno de los
25 municipios que conforman el Valle del Alagón. Se unen
dos afluentes del Tajo como son el río Alagón y el Arrago vertiendo sus aguas en
el embalse de Alcántara.
Las especies animales que habitan
esta zona son: cigüeña negra, alimoche, buitre negro, águila real entre otras
muchas especies. Quiero hacer una
mención especial a la colonia de 100 parejas de buitres leonados, que viven en
esta zona. Durante la ruta pudimos ver los buitres leonados y muchas águilas,
siendo un espectáculo para los cincos sentidos. Existe también una abundancia
de peces y cangrejo rojo. Además de otras aves acuáticas como el cormorán, la
garza real, gaviotas, cigüeñas blancas. Un lugar privilegiado como observatorio
natural de las aves. El paisaje que nos ofrece de alcornoques y encinas, es un
pulmón natural, muy beneficioso para el ser humano, puesto que dependemos de la
naturaleza por muy avanzados que nos creamos.
El paisaje de Cancho de Ramiro
nos puede recordar al salto de Gitano en el Parque Nacional de Monfragüe. Otro
lugar emblemático de nuestra querida Extremadura, una gran desconocida incluso
para muchos extremeños. Desde aquí os realizo un llamamiento para que
descubramos lo que significa la palabra belleza al contemplar cualquier paisaje
de este territorio.
Espero que pronto podamos
retornar cada uno a nuestras actividades cotidianas sin miedo de contagiarnos
del coronavirus. Espero que a partir de estos momentos tan duros que estamos
viviendo, aprendamos a valorar las pequeñas cosas a las que antes no les
dábamos la más mínima importancia. Voy haciendo planes para cuando podamos
salir de nuestras casas y os siga contando mis rutas senderistas. Mientras
tanto, recuerdo los buenos momentos que he compartido con mis amigos
senderistas.