viernes, 27 de marzo de 2020

Los Canchos de Ramiro en marzo



A principios de Marzo estuvimos en los Canchos de Ramiro. Esta zona está  considerada  como  especial de conservación de Extremadura ubicada en la provincia de Cáceres. Para poder asistir a esta ruta tuve que madrugar bastante, pero mereció la pena. La cordillera de San Pablo está considerada como zonas ZEPA ( Zona de Especial Protección de las Aves) , junto a la “Cachorrilla” y la “Aceña del tío Jeromo”. La zona comprendida entre los “Canchos de Ramiro” y “La Ladronera” conforman un espacio natural protegido de la “Red Natura 2000” de Extremadura.  Cachorrilla es un pueblo de la provincia de Cáceres que cuenta con una población de 86 habitantes y es uno de los municipios más pequeños de la región. Es uno de los 25  municipios  que conforman el Valle del Alagón. Se unen dos afluentes del Tajo como son el río Alagón y el Arrago vertiendo sus aguas en el embalse de Alcántara.    


Las especies animales que habitan esta zona son: cigüeña negra, alimoche, buitre negro, águila real entre otras muchas especies. Quiero hacer  una mención especial a la colonia de 100 parejas de buitres leonados, que viven en esta zona. Durante la ruta pudimos ver los buitres leonados y muchas águilas, siendo un espectáculo para los cincos sentidos. Existe también una abundancia de peces y cangrejo rojo. Además de otras aves acuáticas como el cormorán, la garza real, gaviotas, cigüeñas blancas. Un lugar privilegiado como observatorio natural de las aves. El paisaje que nos ofrece de alcornoques y encinas, es un pulmón natural, muy beneficioso para el ser humano, puesto que dependemos de la naturaleza por muy avanzados que nos creamos. 


El paisaje de Cancho de Ramiro nos puede recordar al salto de Gitano en el Parque Nacional de Monfragüe. Otro lugar emblemático de nuestra querida Extremadura, una gran desconocida incluso para muchos extremeños. Desde aquí os realizo un llamamiento para que descubramos lo que significa la palabra belleza al contemplar cualquier paisaje de este territorio. 

Espero que pronto podamos retornar cada uno a nuestras actividades cotidianas sin miedo de contagiarnos del coronavirus. Espero que a partir de estos momentos tan duros que estamos viviendo, aprendamos a valorar las pequeñas cosas a las que antes no les dábamos la más mínima importancia. Voy haciendo planes para cuando podamos salir de nuestras casas y os siga contando mis rutas senderistas. Mientras tanto, recuerdo los buenos momentos que he compartido con mis amigos senderistas.  

martes, 25 de febrero de 2020

En botija con la joëlette


 El pasado 2 de febrero  estuvimos en Botija, un pueblo perteneciente a la provincia de Cáceres. Este municipio forma parte de la Comarca Sierra de Montánchez y Tamuja. Es un territorio conocido como el “Triangulo de Oro”  por estar situada entre Cáceres, Trujillo y Mérida, ciudades de gran tradición turística por sus atractivos culturales, gastronómicos y medioambientales. 


   Se accede a la zona arqueológica de Villaviejas de Tamuja desde el núcleo urbano de Botija a través de una pista forestal en buen estado. Estos restos arqueológicos forman parte de un castro, que es un poblado amurallado estando habitado hace más de 2000 años. Esta sociedad estaba muy jerarquizada formada por guerreros, campesinos y artesanos. Este periodo de tiempo se caracteriza por el uso de herramientas y armas fabricadas en hierro y de recipientes cerámicos fabricados al torno. El poblado estaba situado en un lugar estratégico delimitado por la pendiente del Río Tamuja y el desnivel ocasionado por el arroyo del Verraco.


   Hoy en día se están llevando a cabo trabajos de recuperación  para que, en el futuro, la visita sea cómoda y agradable. Estos terrenos están formados casi exclusivamente por pizarra. El paisaje típico de esta zona está formado por la dehesa, un bosque de encinas con  utilidades ganadera  y agrícola.  Los habitantes de esta zona en la antigüedad eran tanto lusitanos como vettones. Una peculiaridad comentada del pueblo Vetton, es su extrañeza de ver al pueblo romano caminar, pues ellos no veían ninguna utilidad en dicha actividad.  Durante toda la ruta disfrutamos enormemente por las explicaciones facilitadas por Belén, con un lenguaje para que lo entediese cualquier persona. Hicimos esta ruta pensando en Carmela, una maestra ya jubilada, que le hacia una ilusión especial volver al pueblo donde ella inició su trayectoria como profesional de la enseñanza. Recordando aquellos tiempos de la década de los 50, muy diferente del contexto social del lugar. Era la primera vez que se montaba en una silla joëlette, silla utilizada para la integración de las personas con discapacidad física o que  por circunstancias de la edad ya no pueden andar tanto como antes. 


   En esta ocasión fuimos dos personas en este tipo de silla, disfrutando de un día perfecto para realizar una ruta senderista. Desde aquí deseo hacer un llamamiento para que no se expolie el yacimiento, puesto que nos privan a los demás de un estudio arqueológico y de un conocimiento de nuestro pasado.      

miércoles, 8 de enero de 2020

La Pequeña Ana



El pasado 1 de diciembre de 2019 participé con el “Grupo senderista La Dehesa” en la “V Ruta Solidaria en Valverde de Mérida”. Este pueblo se encuentra situado en la provincia de Badajoz a unos diez kilómetros de la Capital de Mérida. Limita con las Vegas Altas perteneciente a la comarca de “Tierra de Mérida – Vegas Bajas”. Entre los monumentos más destacados de dicho pueblo podemos encontrar la “Iglesia de Santa Marina” y la “Ermita de Santa Ana”. Se dedica principalmente a la agricultura y a la ganadería, como muchos pueblos de esta región, desconocida para la mayoría de personas de nuestro país.

Aunque tan sólo viven unas mil personas en él, puedo decir que es un pueblo muy solidario que se vuelca con las causas sociales. Llevan cinco años consecutivos celebrando rutas solidarias en favor de niños/as que por sus circunstancias lo necesitan. Por este motivo, tratamos de hacer un hueco e intentar apoyarlos en sus distintas causas. Son acogedores y cualquiera se sentiría de maravilla si fuera allí, creándose vínculos de amistad año tras año. 



Este año la protagonista era una niña llamada Ana, la cual había tenido problemas en el momento del parto. Pero gracias a una nueva técnica de bajar la temperatura del recién nacido, las secuelas no han sido tan severas como ocurría no hace demasiado tiempo. Al bajar la temperatura corporal el cerebro no necesita tanto oxígeno para su correcto funcionamiento, disminuyendo significativamente las posibles lesiones cerebrales que se pudiesen presentar por una falta aguda de oxígeno al nacer (por diferentes causas). Ella necesitaba dinero para continuar recuperándose completamente, sus padres son trabajadores y necesitan de nuestra ayuda. Este tema me toca muy de cerca, porque mi discapacidad física se debió a una anoxia al nacer. 

Esta ruta era de 10 km en total, pero había una alternativa más corta para que las personas que no pudiesen aguantar tanto. Como estuvo lloviendo durante todo el trayecto, elegimos la ruta más corta que serían unos 8 km. Cuando terminamos empezó a salir el sol y quedó una buena tarde. El sentimiento de solidaridad no nos impidió participar en esta actividad porque cuando se quiere se puede. Deberíamos de sacar lo mejor de nosotros mismos para ponerlo al servicio de los demás. Ese día brillaba el sol en nuestros corazones, eso nos impulsó a seguir con los planes previstos pese a la meteorología. Ojalá que el ejemplo que nos ofrece este lugar sea un modelo para ser copiado en cualquier sitio.